Todos miran las máscaras caídas
que ya no tapan mi cara.
La ciudad se estuvo defendiendo
y ganó todas las batallas.
Hubo guerra y fue como cualquiera:
tuvo carne, escombros
y refugios con miedo.
Todos miran mis alas quemadas,
ya no vuelo en la noche.
Dios se estuvo aburriendo como cualquier dios.
Cometí todos los pecados
lleno de hambre de manzanas,
con el fuego ardiendo en mis talones,
con el fuego ardiendo en mis espaldas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario